viernes, 28 de julio de 2017
EN LUCHA CONTRA LOS BICHOS RAROS
martes, 25 de julio de 2017
LA HORA MÁGICA DEL CAMPO
El bicho, en el tiempo que lleva viviendo en mi cabeza, ha mermado algunas de mis capacidades pero también me ha permitido descubrir pequeñas cosas que me hacen disfrutar, una de ellas es el “Silencio”.
El silencio puede ser molesto para algunas personas, para mi, antes era incómodo en determinadas ocasiones pero, ahora no. Lo que no soporto es el ruido que antes no me molestaba y que ahora me provoca dolor de cabeza; también el chillerío de los niños en la calle, la música alta en los locales de ocio, el volumen que alcanzan las conversaciones cuando participamos en ellas muchos interlocutores, etc.
En ese momento he recordado una revelación que nos hicieron a un grupo de mujeres que nos alejamos de la ciudad para disfrutar del silencio durante la salida de la ultima luna llena. En un lugar cargado de restos históricos de la época de los íberos y donde los ecos de la más mínima civilización se perdía en el horizonte, una mujer experta y amante de ese territorio y del mundo rural nos descubrió cual era su momento preferido en el campo. Era el que llamó “la hora mágica del campo”. No son sesenta minutos exactamente, es tan solo un “rato” en el que el campo se queda sin sonidos. Sus moradores diurnos vuelven a sus guaridas, nidos, madrigueras … y los que viven al cobijo de la oscuridad no han abandonado aún sus escondites. Entonces todas guardamos silencio de nuevo y observamos nuestro alrededor: las dos águilas que nos habían estado vigilando durante el atardecer ya no se divisaban en el aire, tampoco corrían cerca nuestra la multitud de conejos y/o liebres que nos habían visitado las horas previas incluso el aire que movía la hierba unos minutos antes había dejado de agitarla. Todo quedó inmóvil durante unos momentos (excepto los insectos, todo hay que decirlo).
Desde aquel día, cada tarde que tengo tiempo, intento apartarme unos kilómetros del ruido de la ciudad y volver a disfrutar de esa magia. Os invito a hacer lo mismo, creo que es la hora mejor invertida del día.
jueves, 8 de junio de 2017
Escala de grises
martes, 30 de mayo de 2017
MOMENTOS DE FELICIDAD
lunes, 3 de abril de 2017
CINCO MINUTOS
Después de darle muchas vueltas he pensado que antes de seguir escribiendo sobre "bichos" lo justo es que os presente al mio.
Mi bicho es algo así como una visita que toca el timbre de casa cuando tú estás a punto de salir. Llega sin haber avisado antes; cuando abres la puerta te empuja para pasar, va hasta el salón y se sienta en tu sofá. Tú, por educación, le preguntas si necesita algo porque ibas a salir en ese momento y tienes una cita muy importante a la que no quieres llegar tarde.
La visita te mira sorprendida como queriéndote decir que si hay algo más importante en ese momento que escucharla a ella. Le preguntas si no puede dejar la conversación para otro momento que, de verdad, tienes que salir y le dices que cuando vuelvas la llamas y habláis tranquilamente. "Cinco minutos, en serio, no te voy a entretener más de cinco minutos, escúchame y en cinco minutos me voy", dice. Los cinco minutos se convierten en veinte. Cabreada, miras el reloj y te das cuenta de que ya es tarde para acudir a tu cita y que esa visita se te va a hacer eterna.
Pues así, de esa manera, una situación que estoy segura que muchos de vosotros habéis vivido en alguna ocasión, fue como el bicho entró en mi vida. Lo hizo en el momento menos adecuado (no creo que haya ninguno que lo sea) cuando había decidido dar un giro a mi vida: trabajo nuevo, país nuevo, idioma nuevo y mil novedades que esperaba descubrir. ¡Y tanto que se lo di!, fue ese el momento en el que el bicho llamó a mi puerta y todavía no he conseguido que se levante del sofá.
Lo llamo "El Bicho" porque soy incapaz de recordar su nombre, "Gliomatosis Cerebri", y me resulta más fácil la otra expresión. El bicho, además de un nombre difícil y una imagen difusa, tiene un carácter más que complicado y un fondo malvado. Nuestra convivencia desde que se adueñó de mi sofá es un tira y afloja, una lucha constante en la que ningún día puedo bajar la guardia porque sé que cuando menos lo espere me pondrá la zancadilla. Aunque ya me he acostumbrado a su presencia, no dejo de soñar que un día se levantará y me dirá que mi sofá ya no es lo cómodo que era y que se va a su casa.
foto: gcregistry.com |
martes, 7 de febrero de 2017
ESOS PEQUEÑOS BICHITOS
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, "bicho" es un animal pequeño, especialmente un insecto. Pero, como muchas otras palabras ésta tiene más acepciones, todas ellas con carácter despectivo: persona aviesa, de malas intenciones; se llama bicho a una persona de manera despectiva y en el mismo sentido, a cualquier animal.
Conozco a una chica que la palabra más cariñosa que ha encontrado para llamar a las personas que más aprecia es "bicho" así que yo ampliaría la cobertura de esta palabra. Bicho es algo así como la palabra "cosa", un comodín que nos sirve para dar nombre a diferentes seres.
Yo tengo un BICHO que os presentaré más adelante. Ahora he querido hacer un experimento y ver qué es para otras personas "un bicho". Escogí a un grupo de niños (hijos de amigos y primos) para hacer esta prueba porque sus cabecitas aún mantienen parte de la inocencia con la que nacen y no han sido contaminadas con imágenes estereotipadas. Les pedí que me dibujaran un bicho, no les dije nada más. Unos llenaron el folio de colores, otros lo dejaron en blanco y negro, pero la mayoría pintaron un personaje simpático y/o fantástico.
Pablo, con apenas dos añitos, no supo hacer con el lápiz de color algo más que dos garabatos pero pintó su bicho. Su hermano mayor, Daniel, con cuatro años dibujó lo que, a mi mirada ya contaminada, parece una porción de queso con ojos y boca. Las mariposas, hormigas y mariquitas son los insectos que más se han repetido en las obras de estos pequeños. Itziar, Fernando, Hugo A. y Elena, han apostado por estos bichos mientras que al dibujo de Sofía le encuentro un gran parecido con un emoticono de whatsapp, ¿qué será?.
Algunos han demostrado tener una gran imaginación y, además de crear un ser medio alienígena, se han atrevido a poner nombre a esa nueva raza imaginada por ellos. Ese es el caso de Javier que dibujó un "cangrejohormigamounstro", de Miguel con su "cocodrilosaurodragón" o la "Mari Mosquito Adán" que pintó Aitana y que tiene hasta apellido. Hay algunos que sigo sin poder describir, el de Hugo V, por ejemplo. El de Leire es claro y directo, como ella. El de Manolo...el de Manolo es divertidísimo y a la vez desconcertante, ha pintado, creo, todo lo que sabe pintar: el centro de la colorida composición es un casa, rara como ella sola, con diez patas en los laterales y varias cabezas saliendo por las ventanas; alrededor hay más casas y personas pero ya más normales.
La dulzura de Alba, de Natalia y de Andrea quedan reflejadas en sus tiernos bichos. El bicho de César es sonriente y ganador y el de Naiara, éste es otro de los que me dejó sin palabras.
Sigo admirando la capacidad de invención que tienen los niños y siento una profunda tristeza cuando conozco casos en los que se les arrebata esa inocencia, imaginación e ilusión que debería ser lo más importante de sus vidas.
A todos estos niños les agradezco su cariño y su generosidad conmigo a través de sus dibujos que ilustran este nuevo blog, que hoy ve la luz y que espera contar con vuestras lecturas y comentarios. Os invito a formar parte de este humilde diario de ruta.